Después de muchos años dedicado a sacar el mejor partido de las sonrisas de mis pacientes, me reafirmo en lo que he mantenido desde el principio: la sonrisa perfecta no existe. Los dientes no son de un blanco nuclear, ni tienen un tamaño “ideal”, ni una alineación “perfecta”. Y nuestra labor –la de los profesionales de la estética dental- no es dotar a nuestros pacientes de una sonrisa perfecta, sino ayudarles a tener una sonrisa:
- En primer lugar, saludable
- En segundo lugar, natural
- En tercer lugar, armónica con su fisonomía
Y es que una sonrisa, para resultar agradable, tiene que ser, ante todo, saludable. Una sonrisa bonita debe transmitir salud, limpieza, frescura. Además, debe resultar natural con el marco del que forma parte: si no es natural, “chillará” en el conjunto de las facciones y dejará de resultar agradable y, por lo tanto, bonita. Y finalmente, tiene que resultar armónica con el conjunto de las facciones de las que forma parte.
Por estos tres motivos, uno no puede ir a la consulta del odontólogo con una foto y buscar que su sonrisa sea idéntica a la de la imagen que llevamos. Cada uno tenemos una sonrisa que es la más adecuada para nosotros. Y que deja de ser adecuada para otro.
A continuación os detallo algunos de los puntos que más suelen preocupar a los pacientes:
El color de los dientes
El color de los dientes viene determinado por la genética y, luego, nuestros hábitos de vida inciden en mayor o menor medida en su coloración –y en la de nuestras encías-: el tabaco, la relajación en las rutinas de higiene, el vino, el café, la alimentación… y poco a poco nuestros dientes van modificando su color. Es precisamente en la variación de color que sufren los dientes por nuestros hábitos de vida en la que podemos intervenir, por un lado modificando esos hábitos para interrumpir la tendencia y, por otro lado, con un tratamiento de blanqueamiento dental profesional que aclarará la tonalidad del los dientes, pero no los teñirá de blanco.
La ortodoncia invisible con alineadores Invisalign constituyen una solución estética y eficaz para corregir la alineación dental |
La alineación
La alineación de los dientes tiene que ser correcta y es como la huella digital: personal e intransferible. Los dientes tienen que estar correctamente alineados para que cada pieza pueda cumplir su función. Y no buscamos otra finalidad.
Las carillas Lumineers son una solución biocompatible para modificar el tamaño del diente |
El tamaño de los dientes
Al igual que en la tonalidad, la genética marca el tamaño de los dientes de cada uno, que es acorde con el tamaño de los maxilares y con el conjunto de las facciones de la cara. Algunas veces, determinadas piezas (especialmente los incisivos y los caninos) pueden tener un tamaño llamativamente mayor que puede afectar a la estética, pero sobre todo a su funcionalidad y a la oclusión. En estos casos, los especialistas trabajamos sobre ellos para darles el tamaño y la forma adecuados para que puedan cumplir con su función y faciliten una correcta oclusión. Otras veces, factores externos (golpes, fracturas, …) pueden haber modificado su forma. Entonces recurrimos a otros tratamientos como las carillas.
El color de las encías
Y volvemos de nuevo a la genética. Cada uno tiene una tonalidad de encías propia, que se modifica con el paso de tiempo y nuestros hábitos de vida. Corrijamos los hábitos de vida –sobre todo el tabaquismo- y ganaremos mucho. Después, tratamientos como el peeling o la ozonoterapia, o ambos, les devolverán su tonalidad sonrosada original, pero no las teñirán de un “sonrosado” que consideramos “ideal”.
Y así sucesivamente…
Si buscamos que un especialista que diseñe para nosotros una sonrisa como la que hemos visto en una revista a un famoso conseguiremos un resultado estridente. En primer lugar porque la mayoría de esas fotos están retocadas. En segundo lugar, porque esa es “la sonrisa de otro”, no la nuestra, y por lo tanto no resultará armónica, ni natural, ni mucho menos saludable.
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